ANA MELLADO / LONDRES
Reino Unido lanza una campaña para concienciar del riesgo que entraña cocinar carne de ave tras pasarla por el grifo
ABC
Es una escena que se repite en todos y cada uno de los hogares e incluso en las cocinas más sofisticadas. Antes de cocinar un pollo, siempre se pasa bajo el grifo para posteriormente introducirlo en el horno o freírlo en la sartén. Lejos de constituir una excelente medida de prevención para incrementar los niveles de seguridad a la hora de sentarse a la mesa, lavar los productos avícolas antes de tratarlos representa un auténtico riesgo para la salud.
Según la Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido (Food Standards Agency, FSA), lavar el pollo el pollo antes de cocinarlo entraña el riesgo de extender la bacteria campylobacter en manos, superficies, ropa y equipamiento de cocina al salpicar el agua.
La campylobacter constituye la forma más común de intoxicación alimentaria en el Reino Unido, que afecta anualmente a unas 280.000 personas. El pollo contaminado está detrás de cuatro de cada cinco casos, según datos del FSA.
La enfermedad causada por la bacteria puede provocar vómitos y diarrea y, en sus casos más graves, síndrome del intestino irritable, síndrome de Guillain-Barré, una grave enfermedad del sistema nervioso.
«Aunque la gente tiende a seguir las prácticas recomendadas para manipular las aves, tales como lavarse las manos después de tocar el pollo crudo y asegurarse de que esté bien cocido, nuestra investigación ha encontrado que lavar el pollo crudo es también una práctica común. Por eso estamos pidiendo a la gente que deje de realizar esta práctica», declaró Catherine Brown, la directora ejecutiva de la FSA.
Campylobacter es, junto con Salmonella, una de las bacterias más implicadas en casos de toxiinfecciones alimentarias en todo el mundo. La campylobacteriosis, según la Organización Mundial de la Salud(OMS), consta como la causa bacteriana más común de gastroenteritis, cuya evolución ha ido en aumento en los últimos años, especialmente en los países desarrollados. No sólo puede causar una enfermedad grave y la muerte, sino que cuesta a la economía cientos de millones de libras al año como consecuencia de las bajas por enfermedad y la carga en el NHS (sistema de sanidad público).
Cocinar el producto bien, consiguiendo que la carne luzca blanca y el jugo también sea claro, es la mejor manera de acabar con las bacterias.
Consciente del auge de los concursos y programas culinarios, el FSA ha escrito una carta a las productoras de televisión para pedirles que no muestren a los cocineros lavando el pollo. La estadística revela que a día de hoy el 44% de la población siempre opta por limpiar los productos avícolas antes de prepararlos para su posterior consumo.
Fuente: http://www.abc.es/sociedad/20140617/abci-lavar-pollo-intoxicacion-alimentaria-201406171123.html